Educar para la tecnología

24.08.2015 19:40

Durante esta semana en el curso sobre TIC’s, uno de los temas que no hemos examinando es “la desigualdad” del acceso a Internet y a las “nuevas tecnologías”, hay quienes se han familiarizado lo suficiente y otros hasta se sienten cómodos con estos “nuevos medios” para el aprendizaje y la comunicación, también hay quienes no se sienten cómodos ni motivados en lo más mínimo para acercarse a la experiencia de la educación con la tecnología, subrayo esto último porque otro tema aparte sería: “aprender de la tecnología”.

Es del dominio público que con las nuevas tecnologías se tiene un sin número de herramientas que pueden posibilitar aprendizajes, sin embargo centraré mis esfuerzos por escribir este blog, en la red de redes por ser quizás el más conocido.

Básicamente en Internet o red de redes, podemos encontrar cuatro tipos de contenidos que provocan reacciones, y que algunos usuarios consideran irritantes, decepcionantes, y aún cosas peores. Contenidos: inexactos, injuriosos, intrincados e inútiles, la experiencia de enfrentarse con estos contenidos y sus efectos puede estar muy lejos de causar gracia, y puede convertirse en un problema de acceso si aleja a posibles participantes.

El efecto, educativamente hablando que puede causar el contenido “inexacto” es que perturbe a los usuarios ya que la información la podría considerar falsa, obsoleta o incompleta al punto de inducir al error. Haciendo una comparación tal vez en favor de quienes estamos acostumbrados al material impreso, al romántico aroma de los libros nuevos, nada tiene de novedoso dudar de la exactitud de la información que hallamos en los textos (libros, periódicos, etc.) o conversaciones de la vida diaria (si recordamos la teoría de la narrativa e identidad personal, que nos define como: contadores de historias) porque nos hemos educado para ser críticos de lo que encontramos en librerías o de las historias que escuchamos (aunque algunos somas chismosos y de voz estridente). En este aspecto, el universo electrónico no se aparta de la regla, salvo que en él las personas que generan y difunden la información suelen ser aún más invisibles. Cualquiera puede escribir en Wikipedia, y la pregunta sería ¿qué reputación tiene el que escribe? ¿Qué trayectoria tiene el autor?, etc.

Sobre la información injuriosa que se puede encontrar en Internet, esta es peligrosa precisamente por ser exacta, es verdadera en cierto grado y es de fácil acceso. Hablando de facilidad y abordando otro tipo de contenido, tenemos a la información dispuesta en aparente desorden o que sorprende al usuario con exceso de información, dando también la apariencia de estar desorganizada. También puede estar presentada de manera burda, poco atractiva o con demasiados “clics” para llegar a determinada información y en muchas de las veces no se llega a ella y consecuentemente el usuario termina perdido.

Sobre la información inútil tal vez esta no sea útil para el usuario que llegó a ella pero puede suceder que esa página a la que ha llegado, haya sido creada con fines de investigación o demostración de algo, así que no es del todo inútil, tal vez tenga una finalidad que no entendemos.

Ahora bien, que se puede hacer ante esta problemática, ante lo público de la tecnología o lo que todo el mundo cree conocer. Burbules y Thomas proponen: ciertas consideraciones y plantean algunos desafíos especiales a la educación. La primera de ellas y en mi opinión la más drástica y anacrónica a las tecnologías, que no hace más que reflejar el desconocimiento: La CENSURA. Los filtros, y la rotulación desde mi óptica, no son más que contratiempos a los que se enfrentarán los jóvenes, pues aunque algún software esté activado para que no se muestre determinado contenido, siempre se puede encontrar en el mismo Internet la manera de burlar esas restricciones. La rotulación que se refiere a “marcar” las páginas que puedan tener información de los tipos antes descritos, para usuarios curiosos tal vez les resulte hasta sugestiva o motivadora esa información que se encuentra “marcada”. Además ya sea con filtros o marcajes, detrás de ellos siempre existirá una persona que “alimenta” o programa el sistema para que realice esas funciones restrictivas. ¿Esa persona, que “oculta” esas páginas, qué intereses tiene? ¿Qué propósitos tiene? ¿Será acaso una persona de excelente reputación? ¿Qué entendemos por excelente reputación? Para el que aquí escribe, estas opciones de carácter tan subjetivo no son viables, pero naturalmente que usted tendrá su opinión y postura, la que sin duda resultará mejor.

Otra propuesta que tienen que ver más con la educación en las nuevas tecnologías, se llama: los “lectores críticos” y con esto llegamos al punto que he comentado anteriormente en otras entradas del Blog. Aprender para los medios, aprender para la tecnología y utilizarlos en nuestro favor y que no suceda lo contrario (que los medios nos utilicen).

Juan Luis Monjaraz S.

Fuente: Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. Por Nicholas C. Burbules y Thomas A. Callister.